Nómadas digitales ¿Que son?
¿Estamos ante una nueva especie? Los nómadas digitales están en alza y resulta un perfil laboral muy atractivo para algunas personas que se incorporan al mundo laboral y para otras que quieren un gran cambio, y que pueden permitírselo.
El concepto de trabajo ha cambiado y, sobre todo en los últimos tiempos pandémicos, muchos hemos vivido la experiencia del teletrabajo. Con ello y gracias a la tecnología, hemos podido comprobar que podemos trabajar fuera de la oficina en lugares y entornos muy diversos. Y no solo estamos hablando de ordenadores portátiles con paisajes exóticos de fondo.
La primera vez que apareció el concepto de nómada digital fue en la década de los 70, haciendo referencia a un futuro laboral algo lejano en el cual la tecnología y la globalización, junto con las nuevas prácticas empresariales, difuminarían las líneas divisorias entre trabajo, hogar y ocio.
Y ese futuro es más que una realidad. Si ya no es necesario trabajar en una oficina, ¿por qué no podemos itinerar por el mundo, sin un lugar fijo o permanente? Sería lo que algunos llaman “ubicaciones independientes” temporales.
Queda claro que el nómada digital es otro nivel, va más allá en relación con cualquier teletrabajador, y que puede elegir desde Oporto hasta Bali, por poner algún ejemplo, como lugar donde residir por un tiempo y desde donde desarrollar su trabajo.
En relación con el tema geográfico, es cierto que hay que sumar una nueva tendencia que ha crecido en los últimos meses: el abandono de las grandes ciudades para reinventarnos o simplemente tener una vida distinta en demarcaciones rurales.
Disponibilidad de los servicios necesarios, calidad de vida, desaparición de los desplazamientos, más tiempo personal… Estos son algunos de los elementos que hacen replantearse las cosas a muchos trabajadores remotos.
No puede serlo todo el mundo
Hay momentos en los que todos desearíamos ser nómadas digitales… Pero también es cierto que no todos los trabajos o perfiles laborales encajan con esta idea.
Una persona puede volverse nómada digital cuando su profesión y sus fuentes de ingresos se lo permitan. En este sentido, quien más fácil lo pueda tener son las personas dedicadas a actividades relacionadas con las nuevas tecnologías de la información, el marketing digital, algunas funciones comerciales y de ventas, los consultores especializados, etc.
Actualmente, muchos trabajadores combinan el trabajo desde casa con el trabajo puntual en la oficina semanal o mensualmente. Dependiendo de este margen, los nómadas digitales organizan sus viajes y sus destinos.
En realidad estamos hablando de adaptar, en la medida de lo posible, el trabajo o la profesión a un estilo de vida que puede existir gracias a las nuevas posibilidades tecnológicas y la flexibilidad en el ámbito laboral.
Países receptores
Muchos países se han dado cuenta del filón que pueden ser los nómadas digitales. Conceptualizados como profesionales especializados, con alta capacidad adquisitiva e ingresos procedentes del exterior, los nómadas generan interés para los destinos receptores. De hecho, activan el consumo local y generan sinergias y oportunidades de negocio para empresas o emprendedores locales.
A su vez, parte del sector del turismo se ha especializado y los tiene en cuenta. Incluso ya existen administraciones estatales que han diseñado visados específicos para estos trabajadores remotos extranjeros.
También existen riesgos
La idea del nómada digital nos puede resultar atractiva y romántica, con grandes ventajas, aunque también tiene sus inconvenientes.
Un nómada digital no es Robinson Crusoe ni su estilo de vida es un crucero de placer sin fin. Las obligaciones contractuales y laborales o productivas siguen existiendo y siendo las mismas, a lo que hay que sumar un entorno nuevo que ni controlamos ni conocemos. Por todo ello el nivel de presión o de estrés puede aumentar.
Por otro lado, optar por ser un nómada digital requiere algo fundamental: tener un alto nivel de disciplina y de constancia laboral. Debemos estar mentalmente preparados para este estilo de vida, siendo autoexigentes, sin perder el foco de vista ni equivocar las prioridades.
Si lo tenemos claro y somos capaces de llevarlo a cabo, podremos trabajar donde vivimos y no vivir donde trabajamos. Todo un cambio.
Fuente de la noticia: empresaactual